Escribo

“…Escribo casi todo lo que me pasa por la cabeza, pero es muy poco lo que termina en literatura. Respeto el oficio de la palabra y la selectiva expresión gráfica de ese pensamiento desbocado”.

“Escribo para un lector sin edad, porque todos somos niños y adultos a la vez. Mis novelas, cuentos, ensayos y poemas para adultos tienen también una visión ingenua, la de una niña que observa el mundo con asombro infantil, y mis libros para niños tienen también una visión madura de la vida, que comparte lo aprendido sin posesión de la verdad”.

“Pese a todos los libros que he publicado, son muchos más los que he escrito y no he publicado. Escribir se ha convertido para mí en un acto tan vital como respirar. Un vicio. Y lo peor es que me regodeo en ese vicio con una pasión primitiva e irracional”.

“Si las personas no compran libros, las editoriales dejan de publicarle a ese autor que no vende, da igual si es la octava maravilla o del montón. El autor muere, literalmente. Así es la implacable ley del comercio”.

“El mejor modo que tengo apoyar a los escritores cuya obra valoro, es comprando sus libros o recomendándolos con entusiasmo para que otros los compren. Es mi forma clara y sencilla de demostrarles mi aprecio y respeto por lo que hacen, y de ayudar a que sigan escribiendo”.

“A veces lo que hago es comprar los libros que amo y los regalo entre las personas que amo. Así, contribuyo doblemente: ayudo a los que no tienen para comprar, y a los que viven de que la gente compre sus libros”.