Como soy Tauro y tengo mi dosis de suiza, adoro la armonía. Ordeno mi casa como si dispusiera los elementos dentro un cuadro, todo muy bien puestecito y guardando la distancia. El reguero solo existe dentro de mi cabeza, donde nada está en su lugar. Pero...

La cosa se remonta a mi infancia. Mi abuela me dijo que eso que tenían los hombres colgando entre las piernas se llamaba "colilla". Así que yo siempre creí que los hombres hacían pipí con una colilla y jamás imaginé que aquella palabra tuviera un sinónimo,...

Mi abuela Carmen era más española que las castañuelas. Yo crecí bajo su ala de nostalgia: Madrid, ay, Madrid. Ella le tenía un miedo patológico a los truenos. Había vivido bajo el fuego de una guerra. Pero yo la recuerdo cantando. Cantaba canciones tradicionales españolas hasta...

En mi casa no se decían malas palabras. Si a mi padre se le escapaba alguna, mi madre se apresuraba a transformarla en otra. Por eso nunca había "culos", sino "cubos". Y si el guaguero no paraba en la parada, no era "hijo de puta"...

Si me gusta una música, no me aburro de escucharla. Si me gusta un libro, no me canso de leerlo. Puedo asimilar cantidades industriales de helado de chocolate. Y si me gusta una película, ¡puedo verla los 365 días del año!, para no exagerar. Esto...

En La Habana, en el barrio de La Víbora, había una casa enorme de finales de siglo XIX, que alguna vez tuvo salones de baile, cuartos secretos, escaleras de caracol, techos de puntal muy alto bordados con senefas, un portal con jazmines, lirios y bungavilias y...

No puedo recordar cuántas y cuáles son las metidas de pata. ¡Son muchas! He espantado a pretendientes que han estado a punto de besarme por algo horrible que les dije justo antes. He malogrado momentos sublimes de intimidad. He echado a perder los mejores chistes. He asustado...

¿Quién soy? ¿Y por qué me lo preguntan a mí? ¿Quién soy yo para saberlo? Si me ven de frente y no lo saben, ¿cómo creen que yo, que no me veo, voy a saberlo? Quizás soy lo que me quiero creer que soy, o lo...

Cuando cumplí 4 años, a mi madre se le ocurrió la estupenda idea de dejarme en una biblioteca mientras ella terminaba sus estudios universitarios por la noche, después de su jornada laboral....