Canciones inconclusas

Mi abuela Carmen era más española que las castañuelas. Yo crecí bajo su ala de nostalgia: Madrid, ay, Madrid.

Ella le tenía un miedo patológico a los truenos. Había vivido bajo el fuego de una guerra. Pero yo la recuerdo cantando. Cantaba canciones tradicionales españolas hasta la mitad. Tonadillas que hablaban de chismes medievales sobre doncellas pudorosas y caballeros andantes. Pero nunca me enteré de cómo terminaban, porque mi abuela solo las cantaba hasta la mitad. El resto lo tarareaba.