Rosa, la protagonista, vive dos realidades: la de adaptarse a una nueva cultura y la realidad alucinógena de las telenovelas y los comerciales. La autora nos ofrece una perspectiva actual y más crítica de las consecuencias de estarse todo el santo día frente al televisor, sin más ocupación que el ocio cotidiano. Con un colorido humor negro y un lenguaje que destaca por su lúcida ironía, la autora revela las metamorfosis kafkianas que puede provocar el mundo hiperbólico, desenfrenado y enajenante de la televisión.